Sor Ana de los Angeles

Según algunas deducciones y testimonios se presume que nació el 26 de julio de 1604, fecha que no se puede asumir como exacta, ya que su Fe de Bautismo se perdió en un incendio ocurrido en la sacristía de la Iglesia Mayor de Arequipa, antecesora de la primera catedral de la ciudad, en 1620. Ana fue la cuarta de ocho hijos que conformaron la familia Sebastián de Monteagudo y Francisca de León: Francisco, Mariana, Catalina, (Ana), Juana, Inés, Andrea y Sebastián. Se conoce que Francisco fue sacerdote, Mariana se casó con Gabriel López de Pastrana, Catalina se casó con Gonzalo Tamayo e Inés se casó con Bernardino de Meneses. De los otros no se sabe nada, presumiendo que murieron por alguna de las pestes que en esa época azotaban la ciudad. Sor Ana fue entregada a las religiosas catalinas a la edad de 3 años para su educación e instrucción; que por aquel entonces estaban principalmente vinculadas a la formación moral y religiosa.

MILAGROS Y PREDICCIONES
La estrecha relación de Sor Ana de los Angeles de Monteagudo con las almas del Purgatorio, fue determinante para sus predicciones, las mismas que generalmente fueron de carácter necrológico. En varias oportunidades predijo enfermedades de algunos de sus allegados; para algunos predijo la cura, en el caso de otros, la inevitable muerte. Estos anuncios muchas veces fueron tomados con rechazo, desconfianza e incredulidad por las personas que de una u otra manera eran afectadas. Otros mas fueron los hechos extraordinarios que durante su vida realizó Sor Ana de los Angeles. Las personas que la conocieron personalmente llegaron a señalar un total de sesenta y ocho predicciones todas cumplidas, realizadas por la venerable monja.

ULTIMOS AÑOS
Los últimos años de la venerable monja catalina transcurrieron en la oscuridad de la ceguera. Tenía mucha dificultad para caminar, sin embargo jamás se quejó o se sintió desdichada por correr esa suerte. A pesar que no existía ningún remedio eficaz para calmar sus terribles dolores, aceptó con toda humildad lo que el Señor le tenía preparado, siendo modelo de una entrega superior y de una plena y total confianza en Dios. Antes de ser sepultada Sor Ana, un pintor captó sus facciones en un retrato, que es el único y verdadero testimonio gráfico que de su rostro ha quedado para la posteridad, ya que en vida evitó tan mundana gala. El pintor había concurrido al Monasterio pese a que en esos días estaba afectado por fuertes dolores e incluso de una hinchazón generalizada de su cuerpo. Apenas concluyó de pintar el retrato de la venerable monja, en un pequeño lienzo y mientras salía por la portería, sanó completamente y de inmediato la enfermedad que lo había afectado en los últimos días, desapareció. Sor Ana de los Angeles falleció el 10 de Enero de 1686. Muerta Sor Ana, no fue necesario embalsamar su cuerpo, por el buen olor que despedía. Fue enterrada en el piso de tierra del Coro del templo del Monasterio.