RETRATO FUNERARIO

La reflexión sobre la muerte era una constante del mundo conventual barroco. El motivo por el que estos retratos fueron realizados era el de perpetuar los rasgos y conservar la memoria terrenal de una monja muerta, que había llevado una vida virtuosa para conseguir la salvación de su alma.

En la serie de retratos funerarios del Monasterio de Santa Catalina existen dos tipos de imagen: El primer y mas antiguo grupo corresponde a pinturas de la difunta sobre un fondo plano, donde quedan consignados sus datos. El segundo tipo lo constituye la serie de retratos de monjas coronadas. En este segundo tipo, una cartela acompaña la imagen de la monja coronada de flores con un esplendor característico del barroco, donde aparte de sus datos figura también algún hecho importante que la religiosa realizó en vida. Los retratos de ambos tipos corresponden exclusivamente a monjas de velo negro, es decir aquellas que ostentaban una mayor jerarquía social dentro del convento.

Estos retratos debieron ser ejecutados rápidamente por el pintor con un permiso especial para ingresar al velorio de la monja fallecida. La imagen representa a la difunta en formato vertical, simulando estar sentada o de pie, en la misma postura que debió estar dentro del ataúd. En el patrón de representación del primer grupo de retratos puede notarse la simpleza y repetición de la composición, muchas veces de un limitado alcance pictórico.

El valor documental e histórico de esta serie es importante debido a los datos consignados en las inscripciones, los cuales arrojan luces sobre aspectos de este particular sector social en época del virreinato. Al estar fechados constituyen también una fuente valiosa de datos para el estudio de los materiales utilizados en la pintura arequipeña de diversos siglos, ya que por lo general la pintura virreinal carece de firma y de fecha.