JUAN OTÁROLA BRAVO DE LAS LAGUNAS

Juan Otárola Bravo de las Lagunas (Lima, 1658 – Arequipa, 1723).
Óleo sobre tela 148 X 147 cm.

Inició su vida sacerdotal sirviendo en los curatos de Pasco y Recuay. Ante algunas acusaciones, sin embargo, se dirigió a la corte española de Felipe V para esclarecer su situación. Allí, a merced de un donativo económico que hizo para sufragar parte de los gastos de la guerra con Francia, fue honrado con el título de caballero de la Orden de Calatrava y preconizado por el Papa Clemente XI. Fue consejero en la corte hasta ser nombrado obispo de Arequipa entre 1717 y 1723, año de su muerte.

El retrato data de la primera mitad del siglo XVIII. En esa época los retratos de aparato mantienen las características de los del siglo XVII, pero se les añade elementos y decorados que les confieren mayor vistosidad.

Otárola se encuentra sentado en un sillón que remata en ostentosas cabezas antropomorfas doradas. Viste una sotana negra y sobre ella el roquete, túnica blanca de mangas largas y angostas, con remates de encajes, distintiva de los obispos, que destaca por su representación de gran detallismo. Lleva una gran capa y la cruz pectoral, propias de su dignidad episcopal, así como un bonete negro, específico también de su cargo (el uso del bonete morado fue concedido recién en 1898 por el papa León XIII).

Sobre la mesa se encuentra la tiara episcopal y una campanilla, símbolo de autoridad, ambos de un dorado muy intenso y vistoso. En su mano derecha, Otárola lleva un breviario, libro litúrgico que compendia las oraciones, lecturas bíblicas y oraciones que deben ser rezadas en las diferentes horas del día por el clero, forrado en paño oscuro y con motivos decorativos dorados. Destaca un elaborado fondo, con cortinajes de variadas telas hacia un lado y una perspectiva abierta con una magnífica composición arquitectónica de columnas con capiteles barrocos resaltados una vez más en dorado, al otro lado. En el piso se hallan dos tipos de alfombra, una de paño rojo y otra decorada con motivos florales. Esta última haría referencias a aquellas de “estilo mestizo”, variante local del barroco europeo.

Al lado de Otárola aparece de pie un segundo personaje. Se trata de un asistente, un clérigo de menor rango vestido con sotana. Su función es representada de forma bastante clara: porta una pequeña bolsa de la que extrae una moneda para entregársela como limosna a los pobres o mendigos que emergen de un lado del cuadro. Otárola ciertamente, era conocido por su dedicación al amparo de los huérfanos y al auxilio de los enfermos, y por distribuir la parte excedente de la renta episcopal entre los pobres.

En la cartela se indica con especial énfasis su pertenencia al “Real Consejo de su Majestad en el Real y Supremo de las Indias”. Las demostraciones de opulencia del retrato pueden deberse no sólo al modo de representación de la época, sino a una referencia a la magnificencia propia de la corte española a la que perteneció, aun cuando desde su llegada a Arequipa llevó una vida modesta y de desprendimiento propia de un sacerdote (IV).

(IV) Gabriela Germaná